Relatos desencadenados 2014-2015
Esta semana: postulados sobre la lógica e ilógica del amor en el ReC. Y por si no querías caldo, dos tazas, para la que viene: castigados a copiar cien veces "te quiero". Ya nos estamos embuclando otra vez, je je.
Más por viejo
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica y por eso, a veces, así como de repente, nos ofrecía amable una cálida caricia, traidora, en la mejilla maltrecha de nuestras vidas. Talvez en una esquina bien doblada. Talvez entre pliegues de lo prohibido y sábana ajena. Talvez en el chispazo furtivo de aquellos ojos fugaces. Talvez en un recuerdo añejo que volvía a rebatir su error, como oleaje. Talvez. Talvez, incluso, dicen que así ocurrió, en aquel que te comparte el café de la mañana.
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Ilusión Óptica, by Siebel |
Más por viejo
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica y por eso, a veces, así como de repente, nos ofrecía amable una cálida caricia, traidora, en la mejilla maltrecha de nuestras vidas. Talvez en una esquina bien doblada. Talvez entre pliegues de lo prohibido y sábana ajena. Talvez en el chispazo furtivo de aquellos ojos fugaces. Talvez en un recuerdo añejo que volvía a rebatir su error, como oleaje. Talvez. Talvez, incluso, dicen que así ocurrió, en aquel que te comparte el café de la mañana.
Me gusta que la familia despojada sea exigente, y así lo manifieste, con educación y cariño, además. Es un lujo contar con vosotros. Así pues, creo que es obligado ofrecer, nuevamente, una visión alternativa (prefiero esto que aquello de: no, es que yo, lo que quería decir..., sí no lo dice, es que no lo dice). Por ahí abajo hay alguna aclaración, no quiero extenderme más. Sí, que al final he cambiado esos "Talvez", lo he reordenado un poco, he sustituido algunas palabras que creo que definen mejor algún sentido y, después de pensarlo un buen rato, no he querido allanar el lenguaje de la parte central, porque no, je je.
A ver que tal con la versión 2.0:
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica y por eso, así como de repente, cuando ya casi no se le esperaba, nos ofrecía amable su tibia caricia, traidora, en la mejilla maltrecha de nuestras vidas.
Y esa fortuna aguardaba. Tal vez en una esquina bien doblada. Tal vez entre pliegues de lo prohibido y en sábana ajena. Tal vez en el chispazo furtivo de aquellos ojos que un día cualquiera. Tal vez en un recuerdo añejo que volvía para rebatir su error como oleaje.
Tal vez.
Tal vez, incluso, en aquél que te comparte el café cada mañana.