martes, 5 de febrero de 2013

PROGRESO



ESTADOS CARENCIALES

Pequeñas reacciones cotidianas que nos definen




La otra noche, también volviendo a casa, tarde y cansado, como casi siempre, me enfrentaba al último paso de peatones antes de alcanzar mi calle cuando oí, antes de ver, el revolucionado sonido de un motor, mezclado con un rumor musical que no fui capaz de identificar.

Un segundo me fue suficiente para entender que el vehículo no iba a detenerse, aminorar la marcha, o mirar siquiera, si había alguien pendiente de cruzar; así que, pacientemente, me esperé en la orilla a que la máquina apareciera por la esquina, esquina que por otra parte no es que tenga una óptima visibilidad.

Efectivamente, mi intuición había sido acertada.

Y yo que soy amigo de dar vueltas a las cosas, pensaba si no sería más inteligente darle la vuelta a la prioridad en los pasos de peatones, total. Estoy seguro de que si alguien hiciera un estudio serio, libre de ambages  románticos  y anacrónicos que no llevan a ningún sitio, coincidiría conmigo. Pensadlo bien. Económicamente seguro que es más eficiente que un vehículo no aminore, o detenga, su marcha, con el consecuente incremento, innecesario, en el gasto de combustible, más acentuado aún en los motores que más consumen. Incluso desde un punto de vista ecológico, este sobreconsumo, redunda en un mayor deterioro del medio ambiente, lo que es un perjuicio evidente, no ya para nosotros, para nuestras futuras generaciones. Eso ya sin entrar en valoraciones, más subjetivas si queréis, pero bien acordes a los tiempos que corren, que podrían interpretar que alguien que puede desplazarse en un vehículo a motor, y por tanto lo puede mantener, seguramente tiene más prisa y cosas más importantes que hacer, que justifiquen la misma, que no alguien que se desplaza con la única ayuda de sus zapatos.

De la misma manera que se justifica, por mor de la productividad, que la ley ya permita, como le acaba de ocurrir a una muy buena amiga, que una empresa pueda presentar un balance de pérdidas a sus trabajadores, para justificar un expediente de regulación de ocupación, mientras presenta el mismo balance, con beneficios, a sus socios, por aquello de no menoscabar la confianza, cuya falta tanto daño nos está haciendo. Todo esto, por fin, sin el engorroso trámite de una auditoría, con los gastos en ingeniería financiera, innecesarios, que esto suponía, ni control alguno por parte de ninguna autoridad, que no hace más que alargar la necesaria toma de decisiones, amén de proporcionar una excusa a toda clase de costosas, y mal vistas hoy día, corruptelas.

La norma no es perfecta, es cierto, pero su aplicación con una interpretación abierta, permite reducir el riesgo de equivocarse en lo que es más conveniente para el bien común. En este caso, abrir un proceso de ajuste de salarios a los trabajadores, para adaptarlos a la realidad empresarial, sin cerrar el proceso del expediente de regularización. Esta interpretación, ciertamente creativa, no obstante, no salva todos los obstáculos. La norma aun permite al trabajador insolidario no aceptar el ajuste salarial, presentando una renuncia, con derecho a una desproporcionada indemnización, pese a los esfuerzos de las últimas reformas. Para tales injusticias, sólo queda la justicia, para lo cual la única salida es, como en este caso, no aceptar estas renuncias y esperar a ver si el trabajador se atreve a poner una denuncia.

Pese a las tasas impuestas a los trámites jurídicos, para evitar este mal uso del sistema público,  parece que aún hay gente capaz emprender una acción de este tipo.

Todo sea por el progreso. Estamos en el camino, no todo funciona, pero se empiezan a ver los primeros brotes verdes.


10 comentarios:

  1. Ojalá empecemos a hacer algunas cosas bien y se vean resultados que no impliquen violencia. Pensar esto me agobia sobre manera.
    Besicos muchos.

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    1. Vienen tiempos convulsos, me temo, espero seamos capaces de gestionarlos.
      Un besazo Nani.

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  2. Hay que perfeccionar la norma, atropellar por decreto a todos los peatones, que sólo circule el que pueda mantener un coche. Y respecto a los trabajadores, como añoramos aquellos idílicos tiempos de la benevolente esclavitud. Te comprendo, a este paso lo conseguiremos, pero habrá que eliminar las posibles indómitas resistencias. Todo por el bien común.
    Un abrazo, compañero. Ya sabes quién soy, aparco mi Mercedes junto al tuyo, y compartimos consejos de administración varios.

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    1. Por supuesto, nos vemos este fin de semana en la cacería.
      Un abrazo Amando.

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  3. No hay más rentable que la vida humana en este mundo tan deshumanizado.
    Saludos desde mi orilla peatonal.

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  4. Muy sutil y contundente al mismo tiempo, cómo pasas del individuo al grupo y reventando a los codiciosos, me ha gustado.
    ¡Qué beuna frase la de "sin mas ayuda que sus zapatos y que tenga menos prisa"!
    Un abrazo

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    1. Gracias Pablo, a veces no hace falta levantar la voz para gritar.
      Un abrazo.

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  5. Igual también tendríamos que mirar la educación que se recibe hoy en día, no me refiero a la escolar, sino a la que se da en casa.

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    1. Claro, por supuesto. La educación está en el principio de todas las cosas, no solo la formación, como bien dices, si no la que se recibe en casa, en la calle, en la televisión, en los ejemplos que recibimos de comportamientos de unos y otros, tanto personas cercanas como personajes públicos, en la red,...

      Bienvenido Paco, gracias por el comentario.

      Un saludo.

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