Relatos desencadenados 2013-2014
Semana de tocar muchas teclas la 16 del ReC, aquí os dejo una suite en cuatro movimientos sobre el jardín que nos dejó Xavi Blanco la semana pasada.
Alterados
Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola. Las cuerdas de las alteraciones se resistían a salir: aún colgaban por un lado y se aferraban al suelo. Esto hacía que todo el piano basculara peligrosamente en un equilibrio inestable. No hubo más remedio que podarlas, para regocijo de todos los alumnos de la escuela, que ya solo tendrían que aprenderse la escala de Do.
La canción del verano
Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola; con el deshielo, le empezaron a florecer algunos instrumentos de viento, primero tímidamente, un pito aquí, una flauta dulce allá, para San José toda la copa estaba cuajada de trompetas. Probamos una polinización cruzada entre el piano y una melodía ligera, hubo que meterla, nota a nota, por los conductos, con unas pequeñas pinzas. A las trompas se les empezó a inflar la panza, señal que habíamos tenido éxito. A partir de ahí: regarlo con mimo, cantarle estándares y protegerlo de las críticas, a ver si este año no nos da un Georgie Dann.
Muerte natural
Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola, bueno, más que brotar lo habían plantado desde este séptimo piso. Su mujer dijo que en un arrebato creativo la última vez que lo vio. Puede ser ¿Quién sabe? Estos aristas modernos. Me hubiera gustado creerla, pero la teoría perdió fuerza cuando se me ocurrió mirar debajo del piano.
Señora de Pérez
Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola. No era la primera vez que pasaba algo así.
—Mira cariño ¿no parecen como las teclas de marfil de un piano? —me decía mientras colgaba al sol, engarzados, los dientes que recogía en la consulta. Era cuestión de tiempo que uno se soltara y prendiera. Claro que, peor fue cuando le dio por compararlos con las cuentas de un rosario.
Y esta tarde a partir de las 17:30 en La Ventana de la Cadena Ser y con la Escuela de escritores, nueva fiesta despojada, entre los finalistas Calmercita Feroz.
¡Suerte fiera!
Hale!!! el que más me gusta es el primero, sin duda.
ResponderEliminarA ver si te llaman ya, hombre.
Un abrazo
Je je, quizás es el que siento más cercano, que después de tantos años ya no me quedaban excusas para aprender algo de música y te digo que las escalas me tienen un tanto alterado, je je.
EliminarAbrazos Anita.
Jajaj, me'jartao de reir. Los dos primeros son de dulce y ese final del segundo, una proeza. ¡Tú si que estás sembrao Miguel!!
ResponderEliminarPor cierto, entre todos los despojos de esta semana, se podría montar una buena orquesta de cámara.
Besicos muchos.
No va sonando mal, no, lo que voy leyendo, je je, cada uno en su tono, eso sí, claro, je je.
EliminarUn besazo Nani.
Como dice Anita. estás estrechando el cerco. A mi también me gusta más el primero, pero de todos emana ese sentido del humor con el que no paras de deleitarnos. Y encima por partida cuádruple.Ánimo Miguel, un abrazo.
ResponderEliminarPor cierto, me ha soplado un pajarito que las Equis, palote, palote, palote microjustas están en marcha, no sé si será verdad...
¿Cómo que ya? Maldita sea, si aun tengo el traje en el tinte. No son maneras. Al final empezarán unas antes de que acaben las anteriores, je je.
EliminarBueno, habrá que pasarse pues, je je, no sea que se acabe el sitio en la barra.
Venga, te invito a la primera.
Yo me quedo con el tercero por el final y porque ese giro lingüístico que ha sorteado muy bien ese difícil compromiso surrealista con el piano en el huerto. Y cuidado con el segundo que amanaza la canción de Paquirrín ...y los suicidios comenzaron en cadena. ¡Saludos!
ResponderEliminarA Paquirrín me lo mando al primero, a que aprenda un poco de solfeo, je je.
EliminarSaludos Lorenzo.
Jajaja estupendos... pero en vez de decirte los que me han encantado, pues no sabría por cuál decidirme, te diré que, el último es el que menos.
ResponderEliminarEres un artista, vaya una imaginación, con lo que me cuesta a mí hacer uno....
Un abrazo
Pobrecico, claro, como llega el último ahí, poquita cosa, je je.
EliminarAbrazos Rosy.
Hola Miguel. Pues entra uno en una tienda y dice "Vengo por micros. Y los quiero en cantidad... pero no me dé usted cualquier cosa. Que quiero que sean buenos"... y entonces el tendero le responde "Vaya usted a esa ventanilla. Que el Señor Miguel le atiende con gusto". :)
ResponderEliminarNene... que derroche. No te sé decir cual me gusta más, pero el del piano volador con sorpresa debajo me he estado riendo solo un buen rato.
Tienes algo, se llama estilo propio. Lo demuestras cada semana y creo que un poquito de suerte más tarde o más temprano tendrás que recibir justa recompensa. Un abrazo :)
¡Toma ya! Y encima he inspirado un cuentito de ciencia ficción, je je, que más puedo pedir.
EliminarGracias Juan Antonio, abrazos.
Padrino, te veo a todo gas, y sobre todo con mucho sentido del humor. la frasecilla era de las que o te hunden o te inspiran, ya ti te ha acelerado.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Para drama ya está la vida compañero, je je. A ver ahora con el discurso que nos ha dejado Ernesto, je je.
EliminarSaludos Juan Manuel.
Hola, Miguel.
ResponderEliminarJó, eres un máquina, pero de los buenos.
Alterados, me recordo mucho mi colegio y la asignatura de música que era para mí horrible.
La canción del verano, me has traído a Georgie y eso no lo voy a olvidar.
Señora de Pérez, te lo compro porque quizá es el único de los que leído que habla del marfil (algo en lo que yo me he inspirado también).
En fin, felicidades que los tres son para aplaudirte, máxime con el poco tiempo que tenemos.
Unos besos.
Je je, aunque seguro que entonces no lo hubiera creído así, a día de hoy hubiera agradecido esa asignatura de música, je je. Lo de Georgie Dann ha sonado a amenaza, je je.
EliminarTú marfil me ha resultado mucho más tierno Towanda.
Besos.
¡¡Sigues sembrado Miguel!!
ResponderEliminarCuatro relatos a cual mejor. El primero, por ess pinceladas de lenguaje tecnico que me resultan tan familiares. El segundo, por la explicación tan divertida que das del origen de la canción del verano. El tercero es muy divertido, y el cuarto enigmatico.
A ver si hay suerte la proxima semana, aunque con esa frase tan larga...
Saludos.
A frases largas relatos cortos, je je.
EliminarEl cuarto además de enigmático les ha resultado incomodo, que al piano pronto le encontraron un rinconcito, pero con la curia de cardenales que les brotó la primavera pasada no saben que hacer, je je.
Saludos.
Me quedo con la canción del verano. Nunca se sabe de donde demonios brotan estas canciones... ¿igual de un piano de cola en mitad del huerto?
ResponderEliminarUn saludo
Nadie lo sabe Henry, quizás de un piano, quizás de un pito, pero como las meigas... Je je.
EliminarSaludos.
Miguel, ¡qué despliegue de creatividad! Mis favoritos son Alterados y Muerte natural, aunque todos están impregnados de ese "algo" que tienen todos tus micros.
ResponderEliminarUn abrazo de osa.
Gracias Calmercita, ya me gustaría tener tu "ese algo".
EliminarAbrazo feroz.
¡Qué barbaridad! Cuantísima imaginación y creatividad. Mi favorito es el tercero, y desde luego, con el segundo me has hecho pasar un rato divertidisimo. Espero que esta semana tengas mucha suerte... te sigo y aprendo. Gracias
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Filias, que mejor que poder haceros pasar un buen rato, el mismo que pasé yo escribiendo, me gusta lo variado de vuestras opiniones, la misma variedad que hay en lo que escribimos. Nos seguimos leyendo y aprendiendo.
EliminarAbrazos.
Ya sabía yo que esto de la música iba a inspirarte, lo que no imaginé es que lo harías en un compás de dos por dos. Qué producción, Miguel, cómo te lo curras...
ResponderEliminarParece que el resto de compañeros elige relato, así que yo que soy mujer de costumbres (las malas me gustan más), no voy a ser menos. Me quedo con el primero, creo que su construcción, composición y originalidad, hacen de él un micro redondo.
Besotes.
Me sentía obligado, je je. En cuanto a lo bueno y lo malo de las costumbres, Raquel, ya lo decía Sabina, y de eso sabe, que "las malas compañías, son las mejores", je je.
EliminarUn besazo en la piel.
¡De cuatro en cuatro! Y además muy diferentes entre sí. Me han gustado especialmente el primero y el tercero. El primero lo encuentro genial, siguiendo con la línea surrealista y con esa conclusión tan práctica, tan de chiquillo con pocas ganas de estudiar.
ResponderEliminarEl tercero me ha hecho sonreír al asomarnos debajo del piano. Humor negro, sí señor.
Je je, gracias Paula, es que ahora que no soy ya, ni tan chiquillo, estoy ahí, con mis problemas con las escalas, je je.
EliminarBienvenida a mi caseta, nos leemos.
Abrazos.
Pero...pero....¡pero cómo no se van a batir records de participación con gente como tú!!!!
ResponderEliminarA ver si tú escribes cuatro... ¿qué crees que ocurre?, pues que unos 700 entre 4 da una media de 175 personillas jugando a plantar o brotar pianos de cola. irrealidad total. La mayoría envía sólo 1. :)
Miguel, yo me quedo con el primero y el último que son los que más me han gustado. En ellos veo el micro en toda su esencia. Es que en el segundo, no me gusta el Geogie Dann, aunque reconozco que me ha hecho reir, y en el tercero no entiendo esta frase: "Su mujer dijo que en un arrebato creativo la última vez que lo vio", me suena algo rara o con los tiempos verbales extraños o que le falta algo.
Bien. Te van a dar el premio al mayor número de micros enviados. No problem : yo haré tu crónica, jajá....
Un besazo amigo!!
Muerte natural, fue la primera idea que me vino a la cabeza. La imagen de aquellos tebeos de mi infancia en que muchas veces acababa cayéndole a alguien un piano de un séptimo piso y luego había un diálogo del tipo: ha muerto de muerte natural. ¿Natural? Claro, le ha caído un piano desde un séptimo piso, lo natural es que haya muerto... Bueno eso, je je.
EliminarPero luego no fui capaz de refinarlo. De entrada creo que si la hubiera puntuado diferente (o sea, bien) seguramente se entendería mejor, pero ya puestos...
Venga:
Muerte natural (revisitado)
Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola, bueno, más que brotar lo habían plantado desde este séptimo piso, según la versión de su mujer, que le hacía preso de un arrebato creativo, la última vez que vio al desaparecido. Puede ser ¿Quién sabe? Estos aristas modernos. Perdido en la tersura de sus curvas me hubiera gustado creerla, pero la teoría perdió fuerza cuando se me ocurrió mirar debajo del piano.
Je je.
Tampoco pude evitar al Georgie Dann, lo siento, je je, no se me ocurrió otra forma... aunque a mi también me molesta un poco, je je.
Muchas gracias amiga, me encanta que me dejes por aquí tus opiniones.
Mil besos.