Otro meneito al baúl de los recuerdos.
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Desplazamientos |
“…No consigo concentrarme en mi lectura. Disfruto
viendo, descubriendo a la gente que comparte viaje conmigo, que entra y sale.
Uno de los mejores momentos del día. Imagino
historias que les atribuyo según los indicios que desprenden sus caras, sus
ropas, sus gestos. Estudio retales de sus conversaciones. Construyo con ellos
aventuras que van y vienen. Desengaños. Hastío de absurdas jornadas laborales a
punto de empezar. Nervios de exámenes mal preparados. La emoción de una primera
cita. Esa mirada. La resaca deportiva de un triunfo celebrado hasta tarde, o
pronto, según se mire… La ciudad fluye, respira alrededor como un enorme ser
colectivo, que nunca se detiene, que avanza hacia su destino como sangre que
corre por las venas.
El aire dentro del vagón tiene esa pesadez
calida y placentera que adormece mientras las paradas se suceden,
mecánicamente, una tras otra como cuentas de un rosario, pipipipiiit,…
pipipipiiit,… pipipipiiit,…”
PIIIPIIIPIII!!!
Un
claxon me saca de mi modorra, avanzo el coche un metro, vuelvo a detenerlo, uno
menos, quedan quinientos para la salida seis. Vuelvo a sumirme en mis
ensoñaciones.
Miguel, me he visto reflejado en este microrrelato, pues las veces que he viajado y no he tenido otras distracciones como hablar con alguien por ejemplo, siempre me he imaginado historias y me he convertido en un "ladrón" de otras que escuchaba. Las cabezas humanas son así y la mía, ya ves, que se va a otros mundos.
ResponderEliminarMuy bueno y tu participación en las Justas también.
Abrazos.
Gracias Jarque. Somos un animal colectivo, y en sitios como un metro, por ejemplo, se puede apreciar fácilmente esa comunión.
EliminarMejor estará siendo tu Justa, pienso, ¿no?, je je, la verdad es que me estoy divirtiendo mucho.
Abrazos, nos vemos por la taberna.
Ir en bici al trabajo me ha evitado caer en las interminables ratoneras del centro, pero también me ha quitado esos momentos en los que cualquiera podía ser protagonista de un relato. Mira, ahí hay uno que se hurga las narices...
ResponderEliminarUn abrazo, padrino.
Juan M.
Je je, perdón, pensé que no me veías, perdón.
EliminarYo hice un intento ciclista, hasta que me la robaron, y estaba muy bien, la verdad, también te encuentras situaciones "relatables".
Abrazos Juan Manuel, ¿y Jaramillo? ¿se fue de vacaciones el muy bribón?
Dale unos días, que el muy insensato se ha ido de retiro a una casa rural en el Jerte, pero se me está confesando para una novela (bueno, eso quiere él).
EliminarUn abrazo, padrino.
Juan M
Pues dale el gusto hombre, je je.
EliminarYo soy de ciudad pequeña, pero me estaba imaginando el metro. Soy mucho de fijarme en la gente y "perderme". Si luego supiera aprovecharlo... :-)
ResponderEliminarTe envidio la ciudad pequeña a ratos, te digo. Seguro que sí que lo aprovechas, aunque no te des cuenta.
EliminarAbrazos tocayo.
Me recuerda a La Autopista del Sur de Cortázar... menos surrealista, por supuesto, pero mucho más costumbrista... porque hace muchos muchos años que es costumbre en la Av . Libertador de Caracas, en el metro de Madrid, en la Rondas de Barcelona, en el banco y hasta en el supermercado. Pero hay quien dice que quedan sitios sin esta costumbre.... locos!!
ResponderEliminarJe je, parece que la locura es universal.
EliminarUn besazo guapa.
Aunque no apareciera esa imagen tan acertada que has colocado, tu micro es tan visual y certero en la descripción que por un instante me he encontrado sumergida en ese atasco.
ResponderEliminarMuchas gracias compañera soñadora, me fue fácil de describir, puro empirismo, je je.
EliminarUn abrazo, y bienvenida a mi caseta.
¡Qué suerte tenéis los del atasco común! Desde mi helicóptero privado, os veo disfrutar, enredados en vuestras historias tan emocionantes. Un día de estos, pediré al chófer que saque la limusina para ser -un ratito, eso sí- como vosotros.
ResponderEliminarSaludos
Pruébalo, no sabes lo que te pierdes.
EliminarHacemos una cosa, te lo cambio por un semana... Aquí te dejo un bono de diez viajes.
Saludos Amando.