Relatos desencadenados 2012-2013
El cabo Hopkins que nos dejó Ernesto Ortega la semana pasada no gana para sustos, aquí os dejo uno de ellos. Semana 27 de "relatos en cadena".
El cabo Hopkins repartía las cartas. Con la izquierda sostenía
la baraja, mientras con la derecha, bueno, con lo que le quedaba de la mano derecha (le gustaba impresionar a los nuevos), sembraba la mesa con las misiones del día siguiente.
Simiente de héroes, lo llamaba. El barracón se llenaba de sonoras carcajadas y brindis mientras exhibíamos nuestra buena o mala suerte.
Los menos afortunados, los que permanecerían en segunda línea, padecían esa noche las burlas de los ganadores, pero todos las aguantaban estoicamente cuando les tocaba, íntimamente, todos lo necesitábamos para salir.
El cuerpo de zapadores de los marines muestra con orgullo sus heridas, pero solo las físicas.
Para la próxima semana, nos vamos a los juzgados, esperemos no acabar imputados, "El Tribunal apreció cierta rigidez en su mirada" es la frase de inicio.
MINADOS
El cabo Hopkins repartía las cartas. Con la izquierda sostenía
la baraja, mientras con la derecha, bueno, con lo que le quedaba de la mano derecha (le gustaba impresionar a los nuevos), sembraba la mesa con las misiones del día siguiente.
Simiente de héroes, lo llamaba. El barracón se llenaba de sonoras carcajadas y brindis mientras exhibíamos nuestra buena o mala suerte.
Los menos afortunados, los que permanecerían en segunda línea, padecían esa noche las burlas de los ganadores, pero todos las aguantaban estoicamente cuando les tocaba, íntimamente, todos lo necesitábamos para salir.
El cuerpo de zapadores de los marines muestra con orgullo sus heridas, pero solo las físicas.
Para la próxima semana, nos vamos a los juzgados, esperemos no acabar imputados, "El Tribunal apreció cierta rigidez en su mirada" es la frase de inicio.
Percibo dureza , dolor de guerra.
ResponderEliminarPobre cabo je je , el mio se lo monto mejor je je.
Un besazo Miguel
Bueno, a veces hay que ponerse serio también (no todo va a ser ji ji, ja ja), je je.
EliminarAhora me paso a ver en que lío lo has metido.
Un Besazo Yolanda.
Lo llaman ardor guerrero quienes hicieron la mili en infantería. Los que la hicieron en Cáceres no mostraban heridas porque apenas hubo ocasión, no como los esforzados zapadores.
ResponderEliminarUn saludo,
Juan M
Je je, me gusta más Cáceres, que quieres que te diga, yo de la mía ya huí...
EliminarUn saludo Juan Manuel.
Muy buena frase final. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Pablo. Un abrazo.
EliminarLas heridas internas nunca cicatrizan. Las exteriores casi siempre, pero dejan marca.
ResponderEliminarUn saludo
Y la cauterización viene más, probablemente, de poder mostrarlas que de aspectos fisiológicos, por eso las internas no cierran. Y duelen más.
EliminarUn saludo Henry.
Las heridas morales, esas siempre se quedan prfendidas en el alma y las más veces, ni asoman para no molestar o bien por el dolor que producen al mismo implicado, por eso mejor dormirlas para la eternidad, pero por muy dormidas que queden, heridas abiertas están.
ResponderEliminarEste cabo ha sido un poco crudo esta semana.
Besicos muchos.
Como decían en el programa, predisponía mucho a personajes amputados, física o mentalmente.
EliminarUn besazo Nani.
Simiente de héroes.Me encanta esa frase. Poesía para expresar la propia experiencia de su cuerpo sembrado hace tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Juancho. Tal vez el cabo Hopkins era más sensible de lo que quería aparentar, quien sabe, je je.
EliminarUn abrazo.
Como han dicho, las heridas que van por dentro duelen más aunque no sean ta visibles. Muy bueno. Mi cabo hopkins esta semana estaba de permiso jeje. Ahh... felicidades por la mención de honor crak. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Juanjo. Muy cierto lo de las heridas que se quedan dentro y que cada uno saca como puede.
EliminarUn abrazo.