FIERECILLA
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Petra Acero (Amparo Martinez) ilustra este mundo de cuentos |
Al principio le hacía gracia descuartizar a aquellos mequetrefes. Disfrutaba descubriendo el pánico en sus ojos cuando se sabían perdidos. Primero se le acercaban con una mezcla de desconfianza y de alivio. Sus primeros zarpazos les devolvían a la realidad, la lucha era por sus vidas. Le gustaba perseguirlos hasta acorralarlos y una vez desarmados, alargar esos últimos momentos, como el gato que juega con su presa arrinconada. Por último, cuidadosamente, los separaba en pedazos, no más grandes que un puño, para la cena. Siempre guardaba algunos para su prisionera. Mas con el paso de las estaciones empezó a hartarse, cada vez los aspirantes a hidalgos eran menos interesantes, la mayoría alfeñiques que subían tan asustados que, antes de llegar a media ladera, ya se podía reconocer en sus calzas el olor de la derrota. Pero aun así no dejaban de llegar. Llegó a la conclusión que jamás lograría la paz en aquellas serranías, montó a su dragona y ambas marcharon, en majestuoso vuelo, a la caza del sol.
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Es verdad, Miguel, hay días en que los retos son tan insignificantes, que es mejor ensanchar las miras... El exilio voluntario es siempre la mejor fuente de prosperidad.
ResponderEliminarNos leemos.
Juan M.
Di que sí Juan M., apuntando al sol.
EliminarNos seguimos leyendo, un abrazo.
Vaya tela con la dragona je je uhmm que miedo...
ResponderEliminarMe encanta el final Miguel, a la caza del sol precioso.
Un besito
Gracias Yolanda, me pareció que era un buen propósito para una nueva vida.
EliminarUn beso.
La rutina que, de forma definitiva, las hastió, fue la alimenticia. Cenar pretendientes insípidos todos los días puede hacer añorar hasta las sopas de sobre... Cazar el sol (un arroz caldoso marinero, por ejemplo) debe ser siempre nuestro anhelo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Je je, qué bueno Amando. Si te leyera Mafalda... Y ese caldoso marinero ni te cuento, con el hambre que traigo por la tarde, se me está llenando de saliva la boca.
EliminarUn abrazo.