Relatos desencadenados 2014-2015
Tanta vuelta de tambor, en la 24 del ReC, parece haber desencadenado una pequeña sinfonía de desastres en esta casa, a ver si agarrándola por las nalgas la pongo en orden, je je.
Rapsodia doméstica
A cada vuelta del tambor de la lavadora, el grifo de la cocina programaba alguna balada triste; o sonaba el teléfono de la ducha, y era su madre, otra vez; o Harrison Ford sacaba la cabeza por el horno, aún joven y vestido de Indiana Jones, y se quedaba a cenar; o de la tostadora brotaban flores blancas y amarillas que cantaban arias de Verdi, bastante bien por cierto.
Demasiado para un primer día de independizada.
Antes de que empezara el centrifugado, cerró las paredes de par en par, encendió las velas de un soplo y se metió en la nevera a dormir.
Rapsodia doméstica
A cada vuelta del tambor de la lavadora, el grifo de la cocina programaba alguna balada triste; o sonaba el teléfono de la ducha, y era su madre, otra vez; o Harrison Ford sacaba la cabeza por el horno, aún joven y vestido de Indiana Jones, y se quedaba a cenar; o de la tostadora brotaban flores blancas y amarillas que cantaban arias de Verdi, bastante bien por cierto.
Demasiado para un primer día de independizada.
Antes de que empezara el centrifugado, cerró las paredes de par en par, encendió las velas de un soplo y se metió en la nevera a dormir.
Me encanta este micro ¡Madre mía! Si hasta he terminado riendo... Muy buena imaginación la tuya Miguel.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegra si te hice reír Yashira. Gracias.
EliminarSaludos.
Cierto, allí la encontré. Encogida como un champiñón, pero independiente. Tendía la lavadora, que había terminado ya su ciclo, y preparé un revuelto.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Es SU champiñón, je je.
EliminarSiempre abrazos.
Sencillamente genial. Muy digno de llamada de lunes.
ResponderEliminarAbrazo.
Gracias Rafa, con la tecla de la llamada no acertamos pero ahí seguimos.
EliminarAbrazos.
Tu micro me ha recordado mi época de estudiante en la que en una estufilla de resistencia que tenia para pasar los frios inviernos se escuchaba la radio.
ResponderEliminarSaludos y a por esas nalgas!!
Qué bueno Henry. no quiero pensar cómo hacías para cambiar de emisora, je je.
EliminarSaludos de culo.
Pues después de leer tu relato lo raro es que no salieses ayer conmigo en la radio o por mí; yo te hubiese votado en directo, seguro. Perfecto.
ResponderEliminarAgradecido, Lorenzo.
EliminarAbrazos.
Una apuesta interesantísima, Miguel. Estoy con Loren, ¿tenías el teléfono sin línea? ¡Cachisss!
ResponderEliminarUn besote
Je je, a veces los desastres me desbordan.
Eliminar¿Teléfono? Qué vulgar, yo pensaba que venían a casa a buscarte y te llevaban en volandas hasta tu emisora más cercana, je je.
Besos, Izaskun.
Estoy aplaudiendo Miguel. Me ha encantado tu micro, eres un fenómeno, "fenomenal"!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Nah, tú que me lees con buenos ojos, je je.
EliminarUn besazo, Nani.
Vaya, pues se ha debido de perder mi comentario. Quería decirte que originalidad y buen talante en esta rapsodia no te ha faltado y que admiro esa magia que has creado alrededor de un elemento tan simple como una lavadora. ¡FELICIDADES! y que creo que te tendrían que haber llamado... (lo de las nalgas, no me gustó nada).
ResponderEliminarUn besazo amigo!!! y.... llamarán..... :)
Nah, que va, je je.
EliminarLo de las nalgas tampoco me gustó, tanto es así, que escribí uno esta semana y mi subconsciente lo olvidó hasta después de que cerraran el plazo, je je.
Un besazo, Laura.
Me parece un micro mágico. Para haberlo escuchado junto al de Lorenzo Rubio (en mi opinión, merecedor de haber pasado esta semana). Gracias, porque esto no es un micro, es directamente un regalo que nos haces. Mucha suerte Miguel :)
ResponderEliminarTambién en mi opinión, el de Lorenzo era mucho mejor que el ganador. Yo, ya ves, los regalo, porque venderlos... je je.
EliminarAbrazos, Juan Antonio, suerte para ti también.