¿Cómo ha llegado a esta situación esta pareja dibujada por
Albert Arrayás? No puedo esperar a que me lo cuentes…
©Albert Arrayás
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Mañas de una pareja
Vienes hacia mí hecha una fiera. Dónde están las llaves de casa, me dices.
Yo y mi manía de echar el cerrojo por las noches. Y luego mi desorden, con las llaves, con la casa, con mi vida.
Un magnífico día se cuela por la ventana encendiendo tu ira prisionera y mi necesidad de huir. Te me abalanzas y me tomas por el cuello, me arrastras hasta el salón para colaborar en la búsqueda. Removemos cajones, chaquetas colgadas, ceniceros vacíos. Vuelvo del revés los cojines del sofá, el sofá mismo. Tú trajinas por detrás las cortinas.
A estas alturas todo el apartamento está patas arriba, apenas quedan un par de sitios donde se puedan esconder. Tus manos palpan en los bolsillos de mis pantalones. Las mías se pierden en tu blusa. Nada. Fuera los zapatos. Nada detrás de mi oreja, nada en tu nuca. Me arrancas la camisa, pero debajo tampoco están, ni en la corbata, ni en el reloj, ni en el breve pelo de mi pecho. Busco dentro de tus bragas, sin suerte. Buscas detrás del almohadón al que te amorras cuando te busco por detrás. Nos buscamos dentro, nos buscamos fuera, dentro y fuera, dentro y fuera. Me clavas finalmente las uñas buscando desesperada debajo de mi piel.
Sobre los restos de la tormenta, una tetera que hierve y yo mirando por la ventana, intentando recordar, a quién le tocaba la próxima vez esconder las llaves.