Nos inspira la fantástica ilustración de Asun Buendía que, ademas de dibujar, nos comparte sus escritos en su blog de siempre y, desde hace un tiempo, también pedacitos de su vida en sus poderosas rosquillas.
Aquí mi propuesta:
Vagamos por estanterías repletas de almas vírgenes, de vidas por conquistar; la elección siempre es un misterio. El inicio es un lamento sobre la hoja en blanco, el prólogo de un nosotros. Ávidos, como un vaso vacío.
Los primeros capítulos marcan la trama y la urdimbre. Aquí y allá nos siembran de los detalles, pero somos jóvenes y los detalles no son nuestro camino. Somos fuertes, todo es posible; somos la idea clara de lo que debería ser. Cada vuelta de página es un estímulo, cada descubrimiento un hechizo.
Hacia la mitad, o un poco antes, tenemos ya una cierta idea de lo que no será, pero aún nos quedan bastantes probables. Un poco más adelante empezamos a notar el cambio. Al principio no más que una leve pendiente, agradable, casi bienvenida.
Fluimos. Contemplamos el paisaje, disfrutamos de sensaciones. Reconocemos los detalles que dejamos pasar en el segundo párrafo y nos lamentamos, o no.
Aceleramos. Apuramos apuestas. Ya la mano izquierda pesa claramente más que la derecha. Quedan pocos capítulos y ya sabemos que nos quedará tanto por leer, tanto por decir.
La ladera se vuelve barranco. Aferrados a la última, colgando, nos queda decidir si valió la pena.
¿Fin?
¿Será este el fin? Quién sabe, prisa no tengo. Si quieres leerlo, y comentar, en la página del ENTC (o todavía no sabes que narices es esto del ENTC) sigue el enlace.