EL PERRO QUE NO LADRA
Soy como el perro que no ladra, que lo mismo meneo alegre la cola que de repente, sin motivo aparente y sin aviso, tenso el cuello, agacho la cabeza ladeada y atravieso la mirada apretando los dientes.
La ley de los perros, aun siendo estricta, no siempre coincide con la ley de los hombres.
Debo tener en esos momentos un gesto fiero, pues así lo he visto reflejado en aquellos a los que alguna vez he mordido, siempre los más cercanos, siempre los más queridos, hasta el punto de no reconocerme aun cuando inevitablemente ese ser me forma parte.
Herencia de una tierra, irreflexiva y feroz, que periódicamente necesita de liberar tensión vomitando toneladas de escombros sobre el andamiaje de nuestras existencias, demoliendo irracional, cuanto se encuentra alrededor de su zona de fractura, sin ánimo de destruir pero destruyendo, solo como simiente de un nuevo mundo.
Hace unos pocos días se cumplió un año de la primera publicación de este perro que no ladra en esta bitácora. Tal vez hubiera tenido que hacer antes esta presentación, pero, como corresponde a un perro poco ladrador, me pareció que no era pertinente.
Si he de hacer balance de esta experiencia, he de reconocer que ha superado con creces las más encendidas expectativas que hubiera podido imaginar bajo los efectos de una intoxicación etílica.
Más allá de las 130 entradas publicadas, las cerca de 10.000 visitas, los cerca de 50 seguidores, los más de 100 blogs que sigo, los cerca de 1000 comentarios publicados, las cerca… vaya, creo que mi sino ha sido quedarme cerca de, je je, está bien, estar cerca siempre está bien, eso es quizás el mejor resumen. El haberme podido acercar a todos vosotros, no nombraré a ninguno porque jamás podría acordarme de todos, vosotros sabéis quienes sois, y haber participado en propuestas colectivas que es lo que nos da realmente fuerza (Despojos del ReC, ENTC, Microjustas, Microrrelatos indignados,…).
Que gracias a todos por estar ahí, y fuerza para enfrentar la próxima temporada, yo por mi parte me comprometo a seguir trayendo hasta aquí retales de mi mundo siempre que pueda.
Un abrazo enorme.